martes, 8 de enero de 2013
Oernes
-¡Fuimos unos idiotas!-bramó E'Lan mientras soltaba su jarra de cerveza encima de la mesa, derramándola.-Fue como creer que porque el cielo estuviera radiante durante años el sol no volvería a nublarse nunca.
-Pero quién iba a imaginárselo. Otra vez.-Be'Ilin abrió mucho los ojos al hablar.
-Precísamente, precisamente por eso, porque no era la primera vez.
-Ni será la última.-La voz de Atul se escuchó desde la profundidad de su capucha.
-Pues la próxima vez que no cuenten conmigo, lo digo en serio.-voleó la jarra de cerveza varias veces antes de llevarsela a los labios.-Estoy cansado.
-No puedes elegir escapar de tu destino.
-También estoy cansado de tus frases sin sentido, Atul.
-Yo no uso frases huecas. Está prohibido.
-¿Ves? Ahí está de nuevo.
-Déjalo ya.-renegó Be'Ilin.-Todos sabíamos que pasaría esto aunque no quisiéramos verlo.
-Oernes.
-¿Qué?
-Así se llama.
-¿El qué?-E'Lan puso los ojos en blanco, desesperado.
-Oernes es la palabra que usamos para decir que alguien puede ver la tormenta en un cielo completamente azul.
-A eso aquí lo llamamos pesimista.
-No, el Oernes es real, no un estado de la mente.
-Vale, lo que tu digas, pero si tenemos ese Oernes, ¿de qué nos sirve si no le hacemos caso?
-Ver no es lo mismo que saber.
-Te cogería por el pescuezo y te lo retorcería. ¡Por todos los dioses, habla para que te entendamos!
-Saber que hay tormenta no quiere decir que puedas detenerla. Sólo puedes esperar a que pase y vivas para ver la siguiente.
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