miércoles, 4 de octubre de 2017

Élite

Cuando los dioses abandonaron el mundo, aquellos que les eran más cercanos, ocuparon su lugar. Y no ocurrió sin derramamiento de sangre. Desde ese entonces fundamental y perdido en los anales del tiempo, la historia ha sido la misma. Sólo ha cambiado el brillo que irradiaban aquellos que dominaban. Las coronas dejaron de posarse sobre las cabezas y los tronos se cambiaron por las sombras. Así, desde hace más tiempo del que se pueda imaginar, el destino de muchos está controlado por unos pocos, hábiles en dominar masas y obligarlas a cumplir sus designios, convencidas de que actúan con propia voluntad.