sábado, 26 de enero de 2013

"Directo"

Las voces del gentío se sumaban unas sobre otras formando una amalgaba de ruido ininteligible. Los rostros que gritaban desde las gradas no eran más que borrones informes y velados. Nada fuera de los límites marcados por aquellas doce cuerdas tirantes y de colores tenía la más mínima importancia. Apretó los brazos contra el tronco todo lo que pudo al mismo tiempo que desplazaba los pies con suavidad sobre la lona. Escuchó el aire antes de notar el impacto. El puño lanzado con la desesperación del último golpe abrió su defensa, separó sus antebrazos y alcanzó su rostro. La piel de su cara se estiró en dirección contraria como si quisiera abandonar el hueso. Por un instante una nube de diminutas gotas de sudor lo impregnó todo. Los sonidos se apagaron lentamente, como si le hubieran puesto unos tapones de corcho que cada vez se hacían más gruesos. Y sus ojos se sumergieron en una piscina donde cada vez la luz era más tenue. Todo se volvió negro y silencioso como la muerte.

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