viernes, 28 de junio de 2013
Cierras los ojos...
Cierras los ojos... Los cierras y te dejas envolver por la caricia que envuelve suavemente tu piel y asciende para besar tus oídos. Percibes incluso un olor de siete fragancias que se descomponen como gotas de agua al chocar contra ese alero, salpicando más, llegando más lejos, mojando más. Entonces reclinas la cabeza y todo comienza a flotar, mezclándose en un vórtice invisible para, un segundo después, desaparecer. Los ojos se abren y sobre el pentagrama danzan siete doncellas desnudas con el cabello teñido de negro noche y blanco plata. No sabes donde te encuentras, pero no importa... No recuerdas quien eres, pero no importa... Sólo queda viajando por todo tu cuerpo con pies de seda el dulce néctar de siete flores, sólo eso importa. Sólo eso.
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