lunes, 17 de junio de 2013

Spiegel

La última vez que nos vimos fue esta mañana, y parece que haya pasado una eternidad entre entonces y ahora. Una eternidad cargada de vidas que pesan demasiado, de vidas que hace mucho desaparecieron y de vidas que aún no han nacido. Tengo que confesarte que no me reconozco. Estoy olvidado, olvidado por todos y olvidado por mi mismo. No sabría decir quién fui, ni quien seré. Creo que sólo me consuela el saber que tú siempre recordarás todo sobre mi, porque mi yo se conserva al otro lado. Si consiguiera que me contestaras a la pregunta, si consiguiera que me dejaras ir allí, si consiguiera tantas cosas todo sería diferente. Volveremos a vernos, lo sabes, cuando vuelva a pasar un tiempo demasiado largo para contarlo y demasiado corto para un parpadeo, pero será mañana.

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