viernes, 22 de febrero de 2013

Relámpagos

Los canalillos de agua se desbordaban precipitándose entre las arrugas del musgo verde, lanzando al aire la fragancia a tierra mojada, precipitándose al vacío. La lluvia caía incesante llenando de gotas pesadas las cañas en la rivera del río Amarillo. El chapoteo de una bandada de patos al salir volando rompió el equilibrio entre el murmullo de las aguas y las lágrimas del cielo. De nuevo regresó el líquido murmullo silencioso cuando los aleteos se perdieron en el horizonte gris.

Dos relámpagos plateados se cruzaron liberando un timbre metálico en el aire, recorrieron el aire en un tiempo que habría llamado eterno a un parpadeo. Le siguió un trueno gutural. Una brecha de brillante escarlata se abrió en la negrura, como un abismo volcánico por el que empezaba a bullir una lava ardiente, mezclándose con el agua del río, tiñiéndola escarlata.


Sólo un relámpago se mantenía contra el cielo gris, el tiempo justo para ver como era engullido por una sombra que nunca estuvo allí.

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