jueves, 7 de febrero de 2013
Guerrero
Era un guerrero. Largas cicatrices por todo su cuerpo atestiguaban 
silenciosas las heridas de incontables combates. ¿Cuántas de ellas 
habían sido mortales? No podía recordarlo, más de una, más de diez, más 
de cien...Y aún así, siempre continuó adelante, siempre blandiendo la 
espada contra el enemigo y siempre volviendo a ponerse en pie para 
acudir a la batalla; pero hoy las fuerzas flaqueaban, la lanza 
atravesada en su pecho, más allá del músculo y el hueso, parecía haber 
roto algo más que carne. ¿Tal vez sobre aquella punta plateada envuelta 
en un manto carmesí que se precipitaba al suelo descansaba su férrea 
voluntad herida, al fin, de muerte? Apretó los dientes, tensó sus 
músculos intentando levantarse. Un intento. Dos. Tres... Nada. Su boca 
se llenó de sangre con el sabor amargo del fracaso. Lo sabía. Los 
segundos de su última batalla se escapaban como agua entre las manos o 
arena al viento. No habría un nuevo combate en el que luchar, no habría 
nuevas oportunidades, sólo habría un silencioso final olvidado...
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