martes, 2 de abril de 2013

Silencios

[...]

-¿Por qué te marchaste?
-¡Je! Que me marché, dices. ¡Ojalá hubiera sido así! Dejé de ir allí, sí, pero porque ya no era bien recibido. Desafortunadamente hay muchas maneras de decirle a alguien que se largue, que está sobrando. Miradas, gestos y, sobre todo, los silencios. Los silencios son la mejor forma, porque nadie más que tú los oye; para los demás pasan desparecibidos, y cuando alguien nota algo, es que ya no estás y todos creen que te has ido sin motivo y sin razón... Nadie se da cuenta de que te han echado, ni tan siquiera los que lo hicieron. Y entonces vendrán respuestas equivocadas a rellenar ese porqué cargado de silencio.
-¿No estás siendo dramático?
-¿Para qué...? Dime, sinceramente, porqué crees que no volví. Bueno, déjalo, no te voy a obligar a mentirme para animarme, o a decir unas palabras sinceras que creas pueden herirme. Aunque me gustaría, allí no queda nada para mi. No es la primera vez, ni, aunque me gustaría, será la última.

[...]

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