jueves, 4 de abril de 2013

Sin Titulo

[...]
-Me da una pena terrible, ¿sabes?
-Sí y no deberías pensar más en ello.
-Lo sé, lo sé, pero es que no lo entiendo. El porqué me ronda la cabeza y no consigo sacármelo. Necesito saberlo, quiero saberlo y, creo, que lo que más me destroza de todo esto, lo que más me duele, es que nunca llegaré a saberlo. Sólo puedo aspirar a conjeturas, porque no puedo formular la pregunta y, aunque la formulara; la respuesta no sería más que una mentira.
-¿Y eso no es un porqué?
-No, en absoluto. Como sea, esto se ha terminado. Eso es lo único de lo que estoy seguro.

[...]
-¿Sabes qué?
-No.
-Fuimos demasiado ingenuos.

[...]
-Cada vez que me acuerdo, me da coraje, de verdad. Y no paro de acordarme.

[...]
-Creo que los humanos son estúpidos. No, espera. Estoy convencido de que son estúpidos.
-¿Entonces deberíamos exterminarlos?
-¿Para qué? No merece el esfuerzo, son tan estúpidos que harán el trabajo por nosotros.

[...]
-Viendo todo lo que ha pasado, te digo que te equivocas completamente, tanto como yo me equivoqué al principio.

[...]
-Al menos salí de dudas, aunque fuera para constatar lo que yo ya sabía, porque desafortunadamente siempre tengo razón. Aunque estoy bastante seguro que el día que decida no cuestionarme a mi mismo, será el día que me equivoque.

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