lunes, 5 de diciembre de 2016

3 Palabras (3)

Le encantaba, tenia que reconocerlo. Le daba vergüenza que la gente lo supiera, pero no podía negarlo por más tiempo, vivía con todos sus sentidos puestos sobre ella. Le admiraba, suponía, la simpleza de sus formas, de su esencia, porque eran como si por ello pudiera contenerlo todo. En cierto modo sabía que era algo enfermizo, aquella incesante búsqueda, pero tenía el convencimiento de que todo habría merecido la pena cuando, miles de kilómetros después, tras haber recorrido el mudno de Sur a Norte y de Este a Oeste, hubiera encontrado la perfecta: PIZZA CUATRO ESTACIONES, la única que en verdad se merecería que se escribiera con mayúsculas.

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