viernes, 11 de abril de 2014

Maestro...

Entró a toda velocidad en la estancia, acelerado. Llegaba tarde, pero muchas cosas habían pasado: el regreso de Qüelot en la noche, la fuga al viejo molino para contarse todo lo que había pasado en el último año, la súbita aparición de Irina, su beso y sus caricias...

El Maestro Gormen, sin apartar la mirada de los alambiques, alientos de vapor y líquidos burbujeantes, levantó una mano y le indicó que se detuviera. Se quedó donde estaba, a medio metro de la puerta, esperando que le diera permiso para moverse.

Hasta que el líquido en una de las redomas en el fuego no tornó del amarillo al verde, el Maestro Gormen no abrío la boca.
-¿Qué te ha retrasado? -Había enojo en su voz.
-Qüelot vino anoche.
-¿Y?
-Me ha contado sus experiencias de este último año -había abatimiento en sus palabras.
-Entiendo...

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